[…] Se indignaron con las imágenes que el
prospero comerciante Don Bruno Crespi proyectaba en el teatro con taquillas de
boca de león, porque un personaje muerto y sepultado en una película,
reapareció vivo y convertido en árabe en la película siguiente. El público que
pagaba dos centavos para compartir las vicisitudes de los personajes, no pudo
soportar aquella burla inaudita y rompió la silletería. El alcalde a instancias
de don Bruno Crespi, explicó mediante un bando, que el cine era una maquina de
ilusión que no merecía los desbordamientos pasionales del público. Ante la
desalentadora explicación, muchos se tomaron que habían sido víctimas de un
nuevo y aparatoso asunto de gitanos, de modo que optaron por no volver al cine,
considerando que ya tenían bastante con sus propias penas para llorar por
fingidas desventuras de seres imaginarios”
Gabriel García Márquez, Cien Años de Soledad.
En su edición de
julio-septiembre de 2014, Kinetoscopio,
la revista de cine publicada por el Centro Colombo Americano de Medellín,
homenajeó al literato colombiano Gabriel García Márquez, quien cumple su primer
año de deceso. El especial compila dos partes con sendos artículos,
inicialmente un Dossier Gabo: de las
letras a la pantalla; luego El rastro
de Gabo en diez películas. Podemos considerar este número como un balance
para acercarnos de forma sencilla y práctica al cine, la literatura, y sus
adaptaciones desde el mundo narrado por el escritor en Latinoamérica y el mundo.
El artículo de César
Alzate Vargas, Gabriel García Márquez y
el Cine, pone acento al recorrido
del escritor por las fronteras se su oficio como literato y hombre de cine en
sus diversos guiones adaptados, o en colaboraciones directas en cinematografías
relevantes como la mexicana y la cubana. Mencionado la tan problemática
adaptación de su mundo escrito al movimiento de la imagen fílmica, líneas que
dan pistas para identificar títulos, y ubicar cintas como referentes de
revisión directa para entender el mundo del escritor colombiano a través de “la
pluma y la pantalla” (págs. 13-18).
La breve entrevista a Joel
del Río, a propósito del libro El Cine
según García Márquez -2013- realizada por Diego Agudelo, se desarrolla en seis preguntas que directamente podemos
vincular con el primer documento al descubrir en las reflexiones del crítico
cubano sus intenciones de descifrar y retomar con los ojos del presente, ese
pasado no bien llevado del cine “macondiano” en el análisis de 25 cintas; lo
que incita la búsqueda necesaria del libro para entrar en ese mundo propuesto
desde la reflexión juiciosa y metódica de las películas, sus influjos, y
alejamientos de los textos iniciales representados en cuentos y novelas (págs.
19-21).
Luciano Castillo nos
resume en tres páginas lo que significó para el Cine Latinoamericano el origen
y desarrollo de la Escuela Internacional de Cine y televisión de San Antonio de
los Baños en Cuba, anecdotario interesante que sirve para ubicarnos en contexto
con otra habilidad y entusiasmo del escritor, encontrándonos con nombres y
referencias directas que no son ajenas a una interpretación de la historia del
cine mundial (págs., 22-26).
Gabriel García Márquez, Un pionero en la crítica de cine colombiana,
es el título con el que Iván Gallo entra a presentarnos al escritor en medio de
los círculos periodísticos como columnista de periódicos nacionales como El Universal de Cartagena, y El Espectador en Bogotá. Recorrido que
nos deja esbozos de los acercamientos directos a un cine poco exhibido en el
país durante periodos agitados en la vida política nacional, presentados desde
el 9 de abril de 1948 hasta la dictadura de Rojas Pinilla en los años cincuenta
(págs. 27-29).
Finalmente, la primera
parte de este especial termina con un reportaje publicado en 1982 en la revista
Comunicarte, entrevista realizada por
Gabriel Octavio Rodríguez a García Márquez en momentos de su participación como
jurado del Festival de Cine de Cannes, mostrándonos a un escritor ágil,
certero, y hasta políticamente in-correcto en sus apreciaciones sobre las
internas de un grupo de trabajo para deliberar sobre las obras que concursaban
en el afamado festival, datos que sirven para sumar al conocimiento del tipo de
cine que en ese momento se hacía en territorio europeo y latinoamericano (págs.
30-35).
La segunda parte de la
revista nos lleva por el cine de Gabo en diez filmes, en su orden se analizan:
-Eréndira, de Ruy Guerra. Bajo el peso de Gabo, por Martha Ligia
Parra.
-Tiempo de morir, de Jorge Alí Triana. El tiempo del buen cine,
por Liliana Zapata B.
-Crónica de una muerte anunciada, de Francesco Rosi. El destino
en suspenso de la adaptación, por Alessandro Rocco.
-Milagro en Roma, de Lisandro Duque. La niña santa y el verdadero
santo, por Oswaldo Osorio.
-El verano de la Señora Forbes, de Jaime Humberto Hermosillo. Una
deuda pendiente, por Andrés Rodelo.
-Edipo Alcalde, de Jorge Alí Triana. Sófocles a la colombiana,
por Yasmín López.
-El coronel no tiene quien le escriba, de Arturo Ripstein. Batallas
largamente perdidas, por Juan Carlos González A.
-El amor en los tiempos del cólera, de Mike Newell. Como el río
Magdalena, que se funde en la arena, por Diana María Agudelo.
-Del amor y otros demonios, de Hilda Hidalgo. Los demonios silenciosos, por Diego
Agudelo G.
-Memorias de mis putas tristes, de Henning Carlsen, La memoria
está en las palabras, por Julián Cajas.
La revista culmina
presentándonos en viñetas, con la autoría de Iñigo Montoya y Álvaro Vélez
–Truchafrita, la adaptación de uno de los párrafos del libro Cien Años de Soledad dedicado a la magia
del cine en macondo, las cuales complementan la reseña.
Nota: El subrayado del título del texto que referencia el
listado de películas, corresponden al autor de la reseña.
Fuente
Revista
Kinetoscopio, Gabo y el Cine, Volumen
24. Nº 107 / Julio- Septiembre 2014., Colombo Americano, Medellín.
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