Reseña: Cesar Sabater, Jaime Noguera, Kepa
Sojo, Alberto González, Dictadores en el
Cine –la muerte como espectáculo-, Centro de ediciones de la Diputación
Provincial de Málaga (CEDMA), 2007, págs. 371.
El prologo de este libro, titulado El Poder y los Poderes del Cine, fue
realizado por el profesor de la Universidad de Málaga Demetrio E. Brisset,
relacionando al arte cinematográfico como la gran creación del Siglo XX
vinculado a grandes episodios del género humano: “El cine, espejo a menudo
crítico del poder, al mismo tiempo que proyector de ilusiones al servicio del
poder” (p. 11). La apuesta del prologuista es ubicar al lector en el objetivo
planteado en el Festival de Benalmádena, dedicado a la exhibición de diversos
filmes que pusieron en escena varios dictadores europeos en el Siglo XX, y al
contenido del libro que publica diversas investigaciones sobre las relaciones
de estos personajes con el cine:
[…] El cine de
estos dictadores, no es homogéneo. Así, tenemos que Mussolini potenció su
carácter comercial, fundando el Festival de Venecia en 1932, y abriendo 3 años
después los estudios de Cinecittà. En cuanto a Hitler admirador de Mickey
Mouse, conocía el poder de convicción del cine, por lo que ordenó en 1933
filmar artísticamente los aparatosos congresos nazis de Nurëmberg,
convirtiéndose en épico protagonista de reportajes escenificados para su
gloria. Por su parte, Stalin se impuso como personaje heroico en el cine
soviético desde 1937, eligiendo como su doble oficial al georgiano M. Gelovani,
dedicado en exclusiva a interpretar el padrecito
entre 1938 y su muerte. Respecto a Franco, guionista de su justificatorio filme
Raza, amante de las comedias morales
y los recuerdos imperiales, se erigió en eterno protagonista de los
obligatorios No-Dos. Pero esta banda de 4 déspotas tiene en común haber
utilizado el cine para apoyar el culto a su personalidad cuasi divina (p. 12).
Franco
El primer dictador que entra en juego,
es analizado por César Sabater –Licenciado en Historia del Arte, Universitat de
Valencia-, capitulo titulado Franco cine
sobre un Cineasta Frustrado. Inicia el artículo con una completa e
interesante cronología del dictador, donde se introduce el encuentro con Hitler
el 23 de de octubre de 1940, y la posible entrada de España a la Segunda Guerra
Mundial, además de otros datos de interés general. La segunda parte está
dedicada al No-Do, y la imagen de Franco en este noticiero cinematográfico, ver:http://yamidencine-y-filo.blogspot.com/2010/07/franco-en-franca-filmacion.html
finalizando
con la reseña de las películas Raza –José
Luís Sáenz de Heredia, 1942-; Franco, Ese
Hombre - José Luís Sáenz de Heredia, 1964-; Caudillo –Basilio Martín Patino, 1977-; Dragon Rapide –Jaime Camino,1986-, agregando la entrevista al
protagonista Juan Diego; Madregilda
–Francisco Regueiro, 1993- con entrevista de su protagonista Juan Echanove; Espérame en el Cielo –Antonio Mercero,
1988- agregando la entrevista al director de la cinta; Buen Viaje Excelencia –Albert Boadella, 2003- sumando la entrevista
al protagonista de Franco, y al director de la obra.
Aquí podemos encontrar una reflexión
minuciosa de la obra fílmica que retrata desde diversos puntos de análisis
–serios, burlescos, oníricos, entre otros-, la vida del dictador español y su
paso por el mundo despótico europeo en gran parte del Siglo XX; un punto
agregado del autor del artículo, es vincular entrevistas de algunos de los
actores de estos filmes, así como de sus directores. Lo anterior, posibilita
conocer los vericuetos de llevar a la pantalla este tipo de personajes, y ante
todo, colocarse en el papel de interpretarlo.
Hitler
El autor de este capitulo titulado Hitler Interpretando a Belcebú, Jaime
Noguera –director del Festival de Cine de Benalmádena entre los años 1998/2007-,presenta
su texto de una forma directa y sencilla dividida en 4 capítulos con
referencias a las películas realizadas sobre este personaje . La primera parte
titulada Cinefilias Hitlerianas,
recrea los gustos del Führer, no es una cronología de su vida como en el
caso de Franco, más si una aproximación a lo que en vida, mientras estuvo al
frente de su fallida cruzada, vio, ordeno, y produjo en términos
cinematográficos a favor de su causa, y que son anécdota hoy día. Por ejemplo, refiriéndose a una de las
parodias que tuvo “fortuna” de ver, Noguera afirma:
[…] Al líder nazi también le gustaba Chaplin, pero dejó de ver sus films
una vez le informaron que tenía sangre judía. Aún así, sentiría curiosidad por
ver que había hecho el cómico con El Gran
Dictador (1940), haciéndose
conseguir una copia a través de Portugal, que se hizo proyectar dos veces
seguidas. Su secretario personal recordaba años después que el gran dictador
(el auténtico) le había hecho gracia el film, prohibido en Alemania y países
satélites. Se había reído, sobre todo, con la aparición del alter ego de
Mussolini, Benzino Napolini, interpretado por Jack Okie. (pp. 92-93).
En el caso de los trabajos fílmicos ordenados, el autor presenta el caso
de uno de los temas más álgidos en la segunda mitad del siglo XX referido a los
ghettos, y que los mismos nazis pusieron sobre la pantalla:
[…] Ese mismo año, 1940 el Füher supervisó las imágenes del documental
antisemita Der Ewige Jude (1940)
rodadas en el ghetto de Varsovia, muchas de las cuales mostraban a niños y
ancianos moribundos por la inanición. También ordenaba, en su histérica cruzada
xenófoba, que Jud Süs, la historia de
un intrigante judío que viola a la hija aria de un concejal, siendo ejecutado
por los vengadores alemanes de buen corazón, se exhibiese en todos los países
ocupados tras el gran éxito del público obtenido en el Reich: veinte millones
de espectadores (P. 93).
Entre referencias fílmicas, y hechos
centrados en el entorno de Hitler bajo el indicador de una obra
cinematográfica, el autor nos introduce en su propuesta de cómo se exhibió la
vida de este personaje en la pantalla mundial.
La segunda parte titulada Hitler Antes de Hitler, propone un
balance de obras sobre el dictador que suman, según Noguera, más de cien obras
en el mundo cinematográfico, desde la primera caracterización realizada por el
actor Larry J. Blake en la película The
Road Back -1937-, pasando por la ya
citada parodia de Chaplin, y las versiones animadas de Walt Disney y la Warner
Brothers. Por lo anterior, tenemos en el resto del capitulo las referencias a
las siguientes obras: El Triunfo de la
Voluntad, Leni Riefenstahl, 1935; Apres
Mein Kampf, Mes Crimes, Alexander Ryder, 1940; El Gran Dictador, Charles Chaplin, 1940; Hitler, Dead Or Alive, Nick Grinde, 1942; Ser O No ser, Ernst Lubitsch, 1942; The Hitler Gang, John
Farrow, 1944.
La tercera parte se titula De la Caída de los Dioses a la Caída del
Muro, en sus últimas líneas de presentación, antes de pasar a las películas
referenciadas, el autor anuncia, como si se tratara de un cuento: “Cae el muro
de Berlín, Alemania se unifica, la URSS se desintegra, Yugoslavia se desangra
en una cruel guerra civil. En algún lugar, Hitler sonríe” (p. 123), panorama
final de un proceso de postguerra donde la figura del más “famoso austríaco” ha
sido reiteradamente llevada a la pantalla. Los filmes que soportan este segmento son: Rommel, El Zorro del Desierto, Henry Hathaway, 1951; The Magic Face, Frank Tuttle, 1951; Der
Letzte, Georg Wilhem Pabst, 1955; Hitler, Stuart Heisler, 1962; They Saved
Hitler’s Brain, 1968; El Monstruo No Ha
Muerto, Alberto Rinaldi, 1970; Hitler: The Last Ten Days, Ennio de Concini,
1973; Los Niños del Brasil, Franklin
J. Shaffner, 1978; Hitler –Ein Film Aus
Deutschland, Hans-Jürgen Syberberg,
1978; The Bunker, George Schaefer,
1981; Inside The Third Reich, Marvin J. Chomsky, 1982;
Countdown To War, Patrick Lau, 1989;100 Jahre Adolf Hitler Die Letzte Stunde Im
Fühererbunker, Christoph Schlingfensief, 1989.
La última parte dedicada a la figura del
líder alemán, se titula Hitler, Cambio de Milenio, lo que supone
igualmente nuevas interpretaciones del personaje en un nuevo contexto mundial que
ha dejado atrás la guerra fría:
[…] Pasados ya
los años de postguerra y muertos la mayoría de los protagonistas directos del
conflicto, los directores y los intérpretes de los films han decidido tratar a
Hitler como a un ser más humano, eliminado su faceta de científico loco de
mirada pérdida que ríe de forma malévola cada vez que opina. “Desmabusizándolo”
o “Descaligarizándolo”. Bruno Ganz declara, frente a algunas críticas que el
acusan de presentar al público a un personajes sanguinario de forma encantadora
en Die Untergang, que nadie come sopa de forma malvada. Hasta el más abyecto
ser tiene sus motivos, y nadie se considera a sí mismo como “malvado”. Los
psicópatas oyen voces, trabajan según órdenes divinas, están al servicio de
extraterrestres o pierden la conciencia y se encuentran con las manos llenas de
sangre y un cadáver en la nevera. Todos huyen de su yo. Muchos de ellos achacan
sus crímenes a una fuerza exógena o endógena que les hace actuar en contra de
lo sería su voluntad (p. 151).
Además de algunas cintas brevemente
presentadas, incluyendo el capitulo trescientos quince de la serie animada Southpark en la celebración de navidad
donde aparece Hitler, el autor reseña: The
Plot To Kill Hitler, Lawrence Shiller, 1990; Patria, Christopher Menaul, 1994; The Empty Mirror, Barry J. Hershey, 1996; Gespräch Mit Dem Biest, Armin Mueller-Stahl, 1996; Moloch, Alexander Sokurov, 1999; Goebbles Und Geduldig, KaiWessel, 2001; Max, Menno Meyjes, 2002; Joe And
Max, Steve James, 2002, en esta reseña se agrega al entrevista al actor que
interpreto a Hitler, Rolf Kanies; Hitler:
El Reinado del Mal, Christian Duguay, 2003, igualmente aparece la
entrevista al protagonista Robert Carlyle; El
Clon de Hitler, Christian González, 2003; Stauffenberg, Jo Baier, 2004;
El Hundimiento, Oliver
Hirschbiegel, 2004; Hitler Meets Christ,
Michael Moriarty, 2005; Speer Und Er, Heinrich Breloer, 2005; Uncle Adolf, Nicholas Renton, 2005; Ellos Robaron la Picha de Hitler, Pedro Temboury, 2006; Mi Führer: La Verdad Más Verdadera Sobre
Adolf Hitler, Dani Levy, 2007. Finalmente, además de presentar las reseñas
de algunas películas sobre “el gran dictador” en sus cuatro capítulos, nos
entrega Noguera un amplio listado de la filmografía hitleriana.
Mussolini
El autor del anterior capitulo, repite
con Mussolini El Nuevo Cesar,
explicando como el dictador italiano entra en el uso de la cinematografía para
beneficio propio, y de su proyecto político con la fundación en 1935 de los
mayores estudios cinematográficos de Europa: Cinecittà. Utilizando como referencia de
análisis el texto de Román Gubern El
Líder Político como Discurso ficcional, Noguera explica los temas
políticos tratados en la película Campo di Maggio encargada por Mussolini,
y el paralelismo con Napoleón como referencia de engrandecer la figura del
dictador.
Con respecto a la Propaganda, Censura y Promoción, brevemente nos presentan como las obras
realizadas en el periodo fascista, tenían en algunos casos mensajes directos al
hecho político del presente italiano; también se reseña la entrada en los
circuitos faranduleros con la creación de una de las muestras más importantes
en la cinematografía mundial, el Festival de Cine de Venecia, así como la participación
de su hijo en el engranaje de la cultura fílmica fascista:
[…]La sangre de
la sangre del Duce tuvo su influencia en el desarrollo de la industria fílmica italiana. Vittorio
Mussolini, uno de sus hijos, fundó la revista Cinema, convirtiéndose en su director. También estuvo al frente de
los estudios Cinecittà, donde intentó cumplir la voluntad paterna esforzándose
en que el cine italiano idealizase el imaginario fascista y el mito cotidiano,
haciéndolos inseparables para el espectador. Con tal fin había realizado un
viaje a Hollywood, en busca de acuerdos comerciales con la industria
cinematográfica norteamericana, justo cuando su progenitor firmaba el Pacto de
Acero con el III Reich, por lo que fue recibido con hostilidad por los
creadores de la fábrica de sueños, muchos de ellos judíos nada simpatizantes
con la agresiva política antisemita de Hitler (p. 211).
El aparte dedicado a las relaciones
internacionales, se enfoca directamente a las sostenidas con Alemania y su
homologo Hitler, bajo la anécdota de Dino Alfieri -quien había sido Ministro de
Cultura Popular de Mussolini- en su libro Dos
Dictadores Frente a Frente, y las semblanzas físicas de los dos “buenos amigos”
en Berchtesgarden 1941, mientras observan algunos filmes de la hegemonía Nazi
(p. 212-213). Finalmente, y antes de pasar al listado de sinopsis sobre el
duce, Noguera nos presenta el listado de representaciones de Mussolini en la
pantalla, además de las reseñas: Mussolini:
Ultimo Atto, Carlo Lizzani, 1974; El
León del Desierto, Moustapha Akkad, 1979; Mussolini And I, Alberto Negrín, 1985; Mussolini, Auge y Caída del Nuevo César, William A. Graham, 1985; Edda, Georgio Capitani, 2005. Como anexo,
la filmografía Mussoliniana, más una amplia bibliografía de los dos capítulos
escritos.
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