25.11.11

100 Documentales para Explicar Historia / De Flaherty a Michael Moore


J.M. Caparrós Lera, Magí Crusells y Ricard Mamblona
Alianza Editorial, S.A.
Madrid, 2010, págs. 262

 El origen del cine tiene en el documental su primer proceso de editar el mundo por medio de las imágenes en movimiento, “actualidades reconstruidas” que llama Román Gubern, las cuales tuvieron un paso de mejor edición con la empresa francesa Pathe –el gallo que todo lo sabe y todo lo ve- y su diario fílmico, que se vinculo a la producción cinematográfica como un espacio de suma importancia para los espectadores del nuevo arte a principios del Siglo XX, ya que informaba el acontecer mundial a través de lo visual. Para el autor, “el cine ha descubierto su importancia como espejo de la historia y como vehículo de información. Su destino es el de contribuir a que los hombres, de diferentes latitudes y de diversas costumbres, puedan conocerse y comprenderse mejor y, en consecuencia, se sientan solidarios en sus problemas y en sus objetivos” (Gubern, 2006, pp. 242-249). Precisamente, el texto que se reseña, sirve para reflejarnos un poco en el espejo de la historia por medio de una realización mediada por diversos intereses: antropológicos, vanguardistas, noticiosos, históricos, deportivos, musicales,  políticos, etc. Como vehículo de información, entra en el espectro de las necesidades  metodológicas y didácticas que cada sujeto al que está dirigido el texto, quiera utilizar, en el contexto de un tema básico de enseñanza. Con respecto a la reflexión de conocernos y comprendernos mejor por medio de la acción del documental, las dificultades son muchas para llegar al clímax de lo que desea Gubern, tal vez se logré en el espacio de la intervención e interacción del observador y su guía –alumno/profesor-, pero después, ¿cómo queda esa participación activa o inactiva ante lo visto en la pantalla?, allí estaría la clave de una receptiva lección en el documental contemplado, además de preguntarnos: ¿qué tan efectivo resultó para ese público su comprensión del mensaje?, y ¿qué tan efectivo fue en su transmisión?                

El prólogo de 100 Documentales para Explicar Historia, fue realizado por el profesor Joan Oliver  Puigdomènech,  partiendo de la reflexión de Marc Ferro con respecto a la pregunta “si realmente existía una visión fílmica de la historia, si era verdad o no que el cine y la televisión habían introducido una nueva manera, una nueva dimensión de acercamiento metodológico como de contenido, a las materias históricas”, reflexión que dirigida a la recopilación, según su prologuista, es de obligatoria revisión por lo que ha significado el género cinematográfico del documental y su amplia divulgación en la actualidad. La otra pregunta que introduce  Puigdomènech es: “¿Qué las imágenes de los documentales sean reales les hace más fieles a los hechos históricos que el cine de ficción? El documentalista Llorenç Soler considera que el cine documental también es una ficción, que los elementos extraídos de la realidad al ser reorganizados por el director en el proceso de montaje generan un discurso cuyo sentido puede coincidir o no con la realidad” (p. 11). Las dos cuestiones planteadas son el itinerario propuesto para a través de la lectura de las guías publicadas, y la revisión de su materiales documentales, se puedan dilucidar.  
   

En su prefacio, J.M. Caparrós Lera explica el origen del libro, que tiene como antecedente 100 Películas sobre Historia Contemporánea que tuvo su primera edición en 1997, y una actualizada en el año 2004. Además, tiene como origen los cursos que sobre el tema fueron impartidos en la Universidad de Barcelona en el Master de Cultura Histórica y Comunicación. También, para los interesados en el tema, el profesor Caparrós entrega algunas referencias bibliográficas concernientes al análisis teórico del documental, para luego afirmar: “100 documentales para explicar Historia es, ante todo, un sencillo catálogo de películas –a base de breves reseñas, críticas e informativas-, con el propósito de aproximar a los universitarios y aficionados a este gran género y sus principales autores. De ahí que lo hayamos subtitulado De Flaherty a Michael Moore”, agregando, “somos conscientes que hemos hecho una selección subjetiva, pero son todos los que están, aunque no están todos los que son” (p. 14-15).
   
La introducción a cargo de Ricard Mamblona, reflexiona a propósito de lo que significa el documental y su responsabilidad social que siempre ha estado relegado por el cine de ficción, además su proceso en la historia hasta las formas reporteriles y estereotipadas ofrecidas por la televisión, y sus canales de oferta; también a su participación en los circuitos de exhibición y divulgación efectiva y amplia por medio de la digitalización: “Se crean Festivales y Mercados que ofrecen una gran visibilidad al público y el documental corre más que nunca por asociaciones de vecinos, bibliotecas, convenciones, conferencias, aulas y otras periferias tanto públicas como privadas. Nos encontramos en lo que se conoce como la era postdocumental, promovida, en gran medida, por la revolución tecnológica y las enormes posibilidades que ofrece la digitalización, tanto en las formas de producir documentales, como en las que éste es difundido al gran público” (p. 18). Mamblona, a renglón seguido, resume la historia del documental con sus principales obras y autores, algunas de ellas involucradas en el catalogo, para entregarnos en su último párrafo, un análisis sobre la puesta del documental en la actualidad, y su relación con el espectador, dirigida a la responsabilidad ética del documentalista como valor añadido: “La evolución del documental , en esta nueva era digital, permite al documental, ahora más que nunca, expresarse con una libertad extraordinaria. Se cierran filas, por fin, con los cánones primitivos del medio. Atrás quedan registradas grandes obras cinematográficas, y valiosos documentos para el mundo histórico. Ahora, desde la madurez, el documental  puede presumir de ser una forma cinematográfica diferenciada, donde la transformación no sólo tiene que ver con las formas de hacer, sino también en la manera en que el documental es pensado”  (p. 21). En las formas de hacer y de pensar el documental, esta el éxito de los experimentados y nuevos documentalistas, las historias contadas se asumen como una puesta en escena de la realidad bajo la diligencia de contar “algo” con eficacia, por eso la selección de los 100 documentales aportan al conocimiento de diversos acontecimientos, algunos más importantes que otros, pero bajo al dinámica de entregar un mensaje mediado por la realidad, y la tal vez la invención del llamado falso documental.  
  

El libro se divide en dos capítulos, primero, Grandes Clásicos y Películas Modernas, el cual a su vez se subdivide en cinco partes: Los inicios del cine documental, el periodo de entreguerras, la Segunda Guerra Mundial, el nuevo orden mundial, un mundo desigual; desde Nanuk, el esquimal (1920-22), de Robert J. Flaherty, hasta Sicko (2007), de Michael Moore. El segundo capitulo titulado Historia de España Contemporánea, subdividido en cuatro partes: Segunda República y Guerra Civil, el franquismo, la transición, la democracia; desde Las Hurdes / Tierra sin pan (1933), de Luís Buñuel, hasta Hollywood contra Franco (2008), de Oriol Porta. Además de la bibliografía, se encuentra un índice de documentales, directores, y títulos originales.            

El libro 100 Documentales para Explicar Historia, invita a su revisión cuando se trata de encontrar un medio de explicación de nuestro pasado por medio de una herramienta didáctica en el ámbito del espacio escolar y universitario. Cada una de las fichas entrega la información básica de su producción, además de referencias al tipo de contenido y su calidad como obra artística. El valor agregado de este texto, son los aportes de sus autores con respecto a una selección minuciosa –que no deja de ser subjetiva-, y la posibilidad de entregarlo en forma de catalogo. Finalmente, por su objetivo educativo, el texto puede revisarse en desorden, eso si, partiendo de las necesidades y los gustos por un tema en particular.      

Bibliografía
-Román Gubern (2006). Historia del cine, Editorial Lumen, Barcelona.

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