Artículos
memorables en Colombia 1897-2000
I
La recopilación
de textos tuvo como base la investigación titulada Crítica de Cine en Colombia, realizada en la Universidad Nacional
de Colombia -Facultad de Artes, Escuela de Cine y Televisión-. Juan Gustavo
Cobo Borda, nacido en Bogotá, es poeta y ensayista, autor de los recientes
libros El Olvidado Arte de Leer y Lecturas Convergentes, ambos publicados
por la editorial Taurus, además de innumerables textos compilatorios sobre
poesía y literatura colombiana, con una tradición venida desde la década de los
setentas. Ramiro Arbeláez, nacido en Cali, es Licenciado en Historia de la
Universidad del Valle, con estudios de Maestría en Cine de la Universidad de
Sao Paulo, Brasil; autor de varios textos sobre la historia del cine colombiano
–El Cine en Valle, El Arte de la Exhibición Cinematográfica-,
actualmente se encuentra vinculado a la Escuela de Comunicación Social de la
Universidad del Valle.
La presentación institucional de este libro fue realizada por Caludia
Triana, directora de Proimagenes Colombia. El prólogo titulado Ir a Cine, Ver Cine, Escribir Sobre cine,
escrito por Juan Gustavo Cobo Borda, presenta una breve descripción de los
hermanos Di Domenico, pioneros del cine en el país con sus actividades comerciales y sus apuestas en el Negocio
del cine, incentivando la exhibición a través de su revista Películas. Siendo la producción
cinematográfica incipiente en los primeros cincuenta años del siglo XX,
nuestros teatros locales en las principales ciudades del país, asumían una
exhibición con acento extranjero, sobretodo mexicana y norteamericana,
multinacionales que aprovechaban el desequilibrio de nuestra producción para
fortalecerse con sus historias hechas cine, y con ellas sus propias
publicaciones:
[…] El cine venía de Hollywood, lo
comercializabn las transnacionales y estas publicaciones reproducian de forma
literal sus comunicados de prensa, los desde siempre sabrosos chismes de
romances y rupuras y las atractivas fotos de las estrellas, facilitadas por las
casas distribuidoras. La farándula en fin. Pero el cine colombiano no terminaba de
aparecer. El editorial de agosto 27 de 1955, al hablar de la presentación de
una nueva película nacional que no menciona, dirá: “Ninguna película, ya sea
bogotana, caleña o antioqueña, ha tenido el aplauso del público. Es cierto que
los teatros se han colmado de bote en bote… pero al público colombino no
podemos seguirlo estafando con ´cosas´ que dicen ser una película y no dejan de
ser sino unas ´mamarrachadas` del peor gusto ” (p. 19).
Según
el autor, la verdadera crítica cinematográfica en Colombia tiene su punto de
partida en las figuras de Jorge Gaitán Durán y Gabriel García Márquez desde el
periódico El Espectador, además en la
pluma de Hernando Valencia Goelkel, primero desde la revista Cromos, luego, junto a Gaitán Durán con
la fundación de Mito, uno de los
órganos culturales e intelectuales más
importantes del país que saldría entre los años 1955 y 1962, teniendo como plus
de información la crítica el cine bajo los gustos individuales de sus autores
–Hernando Salcedo Silva, Antonio Montaña, Francisco Norden, Guillermo Angulo,
Luis Vicens- venidos de la influencia de los franceses de la nueva ola y su revista Cahiers du Cinema, pero también
aficionaos al cine norteamericano con sus historias del oeste y gánster:
[…] ¿No estaría la verdadera modernidad de Mito en haber hablado al tiempo de
Hollywood y Visconti, de Cesare Zavattini y de Brecht y el cine, en haber
traducido los diarios de filmación de Fellini en Las Romanas y en señalar cómo la forma de hablar de Cantinflas era
la imagen más fiel de la oratoria política colombiana? Tal es el acierto de
Mito al referirse al cine (p. 21).
Cobo
Borda otorga a Goelkel el rotulo de primer crítico cinematográfico colombiano,
situándolo como primer hito en el oficio con el libro Crónicas de Cine -1974-. Seguido, menciona el texto Crónicas del Cine Colombiano, 1897-1950
de Hernando Salcedo Silva, y la Historia
del Cine Colombiano -1978- de Hernando Martínez Pardo; además de Páginas de Cine de Luis Alberto Álvarez,
la recopilación de textos de Andrés Caicedo Ojo
al Cine, el libro de Jaime Manrique Ardila
Notas de Cine, además las
referencias a los aportes de Mauricio Laurens y Orlando Mora; faltando desde mi
punto de vista, la referencia al libro de Umberto Valverde Reportaje Crítico al Cine Colombiano -1978-.
Las
conclusiones de este prólogo están dirigidas al trabajo realizado -en palabras
de sus autores- a una antología que reconoce “la importancia precursora de
dichos aportes, busca ahora rescatar del limbo de las hemerotecas, piezas
pioneras del análisis cinematográfico” (p.23). Lo anterior, bajo un tridente
geográfico de trabajo crítico que ha entregado sus aportes al oficio: Cali,
bajo los efectos del movimiento cineclubístico de los setentas que abrió con el
pasar de los años una forma de hacer cine, y sus actividades paralelas
representadas en la crítica y la enseñanza de este arte; Bogotá, con la aparición
de la Cinemateca Distrital, los ciclos programados, y la publicación de las
revistas Cinemateca y Cuadernos de Cine; Medellín, con los
aportes de la revista Universidad de Antioquia, y la revista Kinetoscopio, aún vigente y con una
importante tradición dentro del espacio colombiano, exponiendo algunos nombres
de su principales escritores, y sus gustos particulares.
II
La periodización
de está recopilación va del año 1897 al año 2000, desde la llegada del cine a
Colombia, a los nuevos aportes de nuestra cinematografía en el contexto de una
nueva Ley de Cine. Desde Clímaco Soto Borda, con su texto Días de Cine-Cinematógrafo publicado en El Rayo X, septiembre 4 de 1897 –documento rescatado por Enrique
Santos Molano-, hasta el artículo de Orlando Mora, La Crítica de cine en Colombia. De la disección de un cadáver a la vida
de un filme, publicado en Cinemateca
N. 10, en enero de 2000.
Ocho capítulos hacen parte del libro:
1-Curiosos Precursores. Trae textos de Luis
Tejada Cano, Tomás Carrasquilla, Germán Arciniegas, entre otros; en total ocho
textos que se dedican al arte cinematográfico como parte de la vida cotidiana,
así como algunos dedicados a películas exhibidas, tal es el caso de María en 1922.
2-Todo comenzó en Mito. Con aportes de los
intelectuales más importantes que hicieron reseñas fílmicas, entre los ya
nombrados en líneas anteriores: Eduardo Caballero Calderón y Hernando Téllez,
con temas variopintos dedicados a diversos maestros del cine y sus obras, por
ejemplo, Las noches de Cabiria y el
tema de Los escritores frente al cine.
3-Todo el Mundo en una Pantalla Colombiana.
Homenajea varios géneros cinematográficos con sus autores y obras, entrando en
escena Jean Renoir, Bergman, Buñuel, Bertolucci, Almodóvar; con temas
especiales como El Cine y los Vampiros
de Hugo Chaparro Valderrama, y la Trilogía
Mortal: Nosferatu, Apocalipsis, Solaris, escrita por Marta Traba.
4-El Cine: Placer y Nostalgia. Como en las películas de la nostalgia por el
cine que ya no se hace y por el teatro que ya no existe, Alberto Duque López,
Alberto Navarro y Alberto Ramos Garbiras, nos trasportan a sus recuerdos, a sus
gustos, a sus tristezas. Tal vez este tipo de documentos abunden escondidos en
los entornos más privados de los amantes al cine.
5-En pos del cine colombiano. Seis
artículos que posibilitan entrar en el contexto del cine nacional, con el texto
clásico de Salcedo Silva Sesenta años de
Cine en Colombia, y una reflexión sobre El
Cine Independiente Colombiano de Marta Rodríguez; diversas épocas con
filmes variados de nuestra historia del cine.
6-Colombia en Cine., Capitulo que destaca
obras y autores colombianos vinculados al séptimo arte, con textos de Margarita
de la Vega-Hurtado, Diego león Hoyos, Patricia Restrepo, entre otros.
Reflexionando sobre la obra de José María Arzuaga, Luis Ospina, Andrés Caicedo,
Víctor Gaviria, y Felipe Aljure, con referencias directas a algunas de sus
obras, y sus propias vidas.
7-Otras voces: Directores, Debates y
Festivales. Entra en el universo de los espacios alternos de la exhibición
y producción cinematográfica: la censura, el Hollywood particular de cada
cineasta colombiano, la acción del director, las diferencias entre el cine y el
teatro, y el balance de nuestro festival más antiguo, bajo el lápiz de Enrique
Posada Cano, Carlos Mayolo, Jorge Alí Triana, Santiago García y Umberto Valverde.
8-Reflexión final: La Crítica. Dos artículos escritos en épocas diferentes
pero vigentes en su estructura, el primero, escrito por Alberto Aguirre con el
titulo Función de la Crítica, mostrando
sin tapujos las formas y medios de afrontar la crítica, podría considerarse una
reflexión sociológica del oficio, visto con seriedad y sospecha, aclarando
puntos básicos con una reflexión final: “Tarea esencial de la crítica es ésa de
desnudar el carácter clasista de la obra de arte. No hay arte inocente” (p. 330). El último
texto –presentado al inicio de la reseña-, escrito por Orlando Mora, se divide
en seis partes, siendo una radiografía del oficio con puntuales anotaciones en
el caso colombiano: “Hoy como ayer sigue siendo difícil afirmar la existencia
de una crítica de cine con peso en el país. Muchos factores atentan contra su
desarrollo, dos de manera muy especial: la falta de espacios especializados y
la carencia de un cine nacional” (p.337).
Además de los
capítulos presentados, encontramos un índice alfabético de autores y otro de
artículos; un diseño especial con una letra propicia para su lectura, una serie
de imágenes que complementan los temas de los capítulos. En resumen, una obra
bien diseñada que enaltece el tema e invita de forma amable a su encuentro.
III
Al
nacer el cine, nace la crítica cinematográfica. Una relación afectuosa, rígida,
molesta, complaciente, y llena de diversos intereses dependiendo el orden
establecido por medio de su difusión, ya sea escrita, radial, televisiva, o la
internet. En Colombia, las publicaciones dedicadas a la difusión y crítica
cinematográfica tienen su primera referencia en el año 1908 con la revista Cinematógrafo, surgida en Bogotá,
dirigida y redactada por Manuel Álvarez Jiménez. Después, encontramos otras
publicaciones que hicieron parte del incipiente proceso de exhibición y
producción cinematográfica nacional, entre otras: El Olympia –Cali, 1913-, El
Cinematógrafo –Cúcuta, 1914- El Kine –Sincelejo,
1914-, Películas –Bogotá, 1916- Cine Colombia –Bogotá, 1924-, Cineco –Bucaramanga, 1933-, Cine y Libros –Bogotá, 1942-, Cine Club de Colombia, Órgano Informativo
Oficial –Bogotá, 1953-, Guiones,
-Bogotá, 1960-, Cinemés–Bogotá,
1965-, Cuadro 8 –Medellín, 1970- Ojo al Cine –Cali, 1972-, Cinemateca –Bogotá, 1970-, Cine –Focine, Bogotá, 1980-, Cuadernos de Cine Colombiano –Bogotá,
1981-, Arcada va al Cine –Bogotá
1982-, Kinetoscopio –Medellín, 1990-.
Los registros presentados hacen parte de diversas
publicaciones, sin embargo, debemos enfatizar la importancia de los periódicos
como medios de expresión de una columna o comentario al séptimo arte;
entregando una visión de ese espectáculo, bajo comentarios de aceptación,
censura o reproche, de ahí su éxito en el escenario de la vida cotidiana de los
espacios donde se hizo posible su difusión. Tan importante fue la dedicación a
escribir unas palabras sobre lo visto en el lienzo, que nacieron las revistas
de divulgación, y con ellas el oficio de crítico cinematográfico, el cual se ha
desempeñado antes y ahora, como punto de revisión y guía ante lo que él ha
visto y el público encontrará en la sala oscura, apareciendo entonces puntos
comunes o divergencias notorias. Por lo tanto, algunos optaran por no leer
críticas fílmicas antes de ir a la función, y otros la buscaran como acertada
información de valoración sobre la película.
La crítica de cine, una historia en textos, es
un libro básico dentro del contexto de la investigación cinematográfica
colombiana, posibilita encontrar ciertos criterios de la critica cinematográfica con respecto a su
oficio durante el Siglo XX, desde el cine como invento de divertimento en
sus primeras escalas de exhibición y producción nacional, pasando por los
influjos del cine extranjero llegado a nuestras salas, hasta las reflexiones de
nuestro cine en los procesos de producción y divulgación.
El panorama general del cine -tanto nacional como
extranjero-, basado en algunos de sus principales exponentes, deja entrever la
importancia adquirida por el oficio de reportar filmografías diversas bajo el
ojo crítico de lo visto y asimilado, cumulo de experiencias individuales ganadas como cinéfilos, y asiduos
visitantes de los templos dispuestos para su encuentro, aquellos que la memoria
urbana de nuestras ciudades borra constantemente, cambiando las formas y medios
de acercarse a la imagen en movimiento.
Es pues, una tarea adelantada la de compilar documentos
para otros investigadores que se acercan al tema del cine colombiano o ya lo
trabajan, función directa que este tipo de obras ofrecen a los interesados en
el tema, sin dejar de lado la posición que algunos asumirán con respecto a que
hacen falta algunos artículos y autores; pero es evidente que cualquier
selección se realiza bajo criterios donde median ciertos gustos, y el sentido común
de tener un bagaje en el conocimiento que convoca.
1 comentario:
Con humildad, pienso que se ignoró al Caribe colombiano. Gabo escribió en El Heraldo, De Cartagena también o mi persona en El Heraldo o ne mi sitio www.elcinesinirmaslejos.com
En fin... Cuando viajo a festivales de cine, muy poco veo a muchos de los citados en el libro, otros si son importantes. Me llamo Gonzalo Restrepo Sánchez
goreza@hotmail.com
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