10.4.25

El cineclubismo el caleño desde las pantallas alternas

En noviembre del año 2024 se divulgó la compilación de “Publicaciones Circuito de Cineclubes Cali”, novedad ante la vigencia del cineclubismo como espacio de reconocimiento, encuentro y acción educativa. La nota de los editores marca el contexto socio histórico que significó el denominado estallido social del año 2021, llegando diversas prácticas artísticas en comunión a la necesidad de denunciar y explicar “las cosas del Estado y el Estado de las cosas”, como decía el cineclubista setentero Luis Ospina. En cuestión, el cine fue un acontecimiento popular que desbloqueó barreras a través de la exhibición sin importar el espacio y los medios.

Siguiendo a los autores, la organización de los cineclubes en este circuito es la sumatoria de experiencias, o como afirman ellos: “Una convergencia de voluntades de diversas colectividades (barriales, comunitarias, creativas, educativas, ambientales, de género, etc.) que promueven la circulación de contenido audiovisual de manera alternativa, a la par que dan eco a diferentes proyectos culturales de la ciudad”.     

El documento expone los objetivos sobre las actividades y sentidos de apropiación del cine desde la exhibición, publicando parte de las memorias de los encuentros, las charlas y opiniones variopintas que pueden resultar ante los diálogos, que, sin importar la experticia y el alcance del conocimiento sobre el lenguaje cinematográfico, todos caben. Para iniciar, hay dos textos que marcan la historia del cine, el cineclubismo, la exhibición y los teatros en Cali, primero, Sandro Romero nos entrega “Una mirada a Ojo al Cine”, conexión directa con el Cine club de Cali de Andrés Caicedo y su marca con la publicación del boletín y la revista, las dos con cinco números; segundo; una mirada panorámica de la celebración de los “125 años del cine en Cali”, partiendo de la conferencia de Ricardo Realpe, identificamos fuentes de información que mezcla fechas, acontecimientos, personajes, películas,  y teatros.

Un perfil de María Eudoxia Arango “Marilú”, es presentado por María F. González, por temas que pueden ser de diagramación y edición, queda sin un desarrollo significativo de los temas que logra poner la autora en su exposición, sin lugar a dudas, una veta de conocimiento y de formas de ver el cineclubismo que vale la pena seguir explorando.

Desde la información entregada por Juan Camilo Martínez, tenemos una reflexión en torno a “Las películas y los públicos”, partiendo de la experiencia como curador y programador en diversas entidades y festivales de cine. Puntos clave de este diálogo trascrito fueron los siguientes: ausencia de espacio para la exhibición, trayendo a colación el fracaso del proyecto auditorio Andrés Caicedo sobre las inmediaciones del CAM, junto a otros ejemplos en Cali y por fuera de la región que ponderan las relaciones entre exhibidores y espectadores; aprender de otras iniciativas como los “microcines”, espacios pequeños que diversifiquen la oferta para visualizar el cine, trayendo el ejemplo caleño de Café macondo; la formación de públicos desde la crítica y la reseña, siendo relevante la forma de pensar y asumir las películas ante la necesidad de nuevas preguntas y extensiones a las obras, conectando con las diversas posibilidades que el cine puede apropiar sin importar el tiempo presente, ligado siempre a esa relación “amorosa” que debemos tener entre lo que vemos, conversamos y ponemos en discusión en el ejercicio del encuentro con el público.

El artículo de María Paula Hernández es un eficaz e instructivo documento que le sirve a los interesados en potenciar un proyecto audiovisual a través del “Networking en los mercados audiovisuales”, el paso a paso, las recomendaciones y la pasión que se debe imprimir al proyecto, suman al escenario de enfrentarse las posibilidades de ofrecer y organizar una propuesta audiovisual al mercado de los inversores.       

Desde la acción en seleccionar y dirigir actores, el texto titulado “Las dos caras del guion”, trae la voz de Yoy Rave a propósito de este momento crucial de encuentro en la producción de una obra, sobretodo la metodología implementada para la selección y búsqueda de actores naturales y sus implicaciones y acercamientos con el proceso creativo en acciones interpretativas en el escenario del trabajo actoral, tal vez uno de los ejes centrales del artículo es el diálogo con las incertidumbres expresadas por el público que asistió a la charla y que asumió referencias del cine nacional sobre los actores naturales y sus problemas durante y después de la producción.  

Juan Carlos Ruiz, de “Caliterror”, expone algunas reglas del género, exponiendo herramientas para comprender e identificar las narrativas existentes de este tipo de obras con citas directas a películas y su reconocimiento como acción comunicativa que posibilita provocar algunas sensaciones en su estética e historias.

Finalmente, este catálogo cineclubista nos da una “cartografía de las pantallas alternas”, cuarenta en total, desde CineQuanon en la Comuna 3, hasta Calimateca de la comuna 4, un mapa de exhibición que oscila entre los años 2022-2024.

Esperamos que vengan otros números de este material compilatorio de charlas, historias, y procesos de difusión cinematográfica, una movida que va y viene en diversos momentos de la historia del cine en Cali desde los años cincuenta del pasado siglo, y que emerge desde los contextos sociales acaecidos por el despertar de un grupo de ciudadanos que le apostaron a una clásica forma de expresar a través de las imágenes, y su exhibición,  la singular forma de ver y pensar la vida misma por medio del cine, agregando que podemos ver el documental Cineclubismo caleño –a 50 años de Caliwood, realizado por Pablo Anaya y Leandro Pérez, un documento audiovisual  de apropiación de la historia de los circuitos alternativos y populares  a través de las experiencias de ver en una ciudad que respira cine.            

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