13.11.21

Reseña: “Ricardo Rendón una fuente para la historia de la opinión pública”

 Germán Colmenares. Obra completa.Universidad del Valle, Banco de la República, Colciencias Tercer Mundo Editores, 1998.  

La primera edición de este libro se publicó en el año 1984, luego, ocho años después del fallecimiento del profesor German Colmenares, y la compilación de su obra completa, se reedito manteniendo la esencia que lo posiciona en su título y contexto hacía la figura de un caricaturista y sus referencias graficas de crítica al establecimiento político dimensionado en las administraciones del partido conservador y las relaciones con sus contradictores o aliados del partido liberal según el momento e intereses. En la “nota de los editores” se informa que “las fotografías fueron tomadas directamente de los diarios La República, El Espectador, y El Tiempo, pertenecientes a la colección de la Biblioteca Nacional”.

Una pregunta que atraviesa tal vez la obra y que su autor posiciona en la introducción es ¿Por qué dar entonces a estas caricaturas el valor de una fuente histórica? Porque a la luz de los tiempos transcurridos, las fuentes consultadas y el uso trasformador que trae la apuesta por “una visión particular que conlleva a una interpretación sesgada” es que se va fomentando en el púbico una fuente de opinión que posibilita rápidamente entender un hecho crítico ante los asuntos del país y sus administradores políticos. Ventaja de casi cien años es ver en el pasado la lectura de las representaciones de los gobiernos de ese período teniendo en cuenta el dibujo cáustico que deliberadamente enviaba un mensaje contundente.   

Anota Colmenares: “Como fuente histórica que refleja los altibajos de una opinión pública, las caricaturas de Rendón presentan un doble problema de interpretación. El más obvio obedece al hecho de que la mayoría de las veces aluden a un incidente más o menos oscuro o al de que están inscritas en un contexto de circunstancia que debía ser familiar para un lector de periódicos de la época o de alguien que estuviera al corriente de la comidilla política” (p. x); es decir, no todos tenían la posibilidad de acceder al diario de los acontecimientos y a la comprensión de una idea dirigida al intríngulis del poder. El otro problema al que hace mención, y tal vez, más importante para conectarse con el libro y, su disposición temática, resalta:

[…] Si cada caricatura se refiere a una anécdota, el conjunto no constituye una mera sucesión de anécdotas. En materias políticas, las caricaturas se atienen una línea editorial del periódico en el que aparecieron. En todos los casos aprecian en la primera página, como para subrayar la importancia del comentario del maestro Rendón. Reflejaban una oposición irreductible a los gobiernos conservadores, ya fuera desde el punto de vista republicano, ya fuera desde el punto de vista liberal. Rendón podía escoger, sin embargo, entre una multitud de incidentes. Esta elección ni siquiera recaía siempre en noticias de primera plana. Muchas veces retrataba incidentes secundarios que, como el revés de un tapiz, eran capaces de revelar el trajo primigenio del tejido social. ¿Cómo entonces, a partir de anécdotas reconstruir una línea narrativa coherente si no una historia más profunda? Una observación atenta descubre en la elección de incidentes por parte de Rendón como un oficio o la punta de un telón que se levanta para observar lo que se esconde a los ojos de los espectadores, bambalinas y tramoyas (p. x). 

Diez capítulos conforman la estructura temática que nos propone su autor: la política liberal; la política conservadora; la oposición al régimen conservador; el tratado de 1914 y sus consecuencias; la cuestión petrolera; los problemas financieros; las obras públicas; los conflictos sociales; la iglesia; periódicos, periodistas y letrados. El hilo conductor de esta acción narrativa de sumar el hecho que la caricatura representa, más la experticia histórica sobre el tiempo y espacio en que sucede cada situación en Colombia, nos va llevando por una narrativa que condiciona el texto y la referencia que se cita de Rendón del número de caricatura rotulada, llegando a 798, por ejemplo:

[…] Se acusaba al régimen del señor Suárez de una ausencia absoluta de sensibilidad para las críticas de la oposición [275]. Y si el ejecutivo mostraba una propensión a las manipulaciones secretas, el Congreso, con mayorías conservadoras, era la expresión de esos manejos y componendas de intereses en la provincia [276]. Los senadores Tascón y Olaya Herrera acusaban al gobierno de ejercer censura telegráfica sobre comunicaciones antiospinistas procedentes del cauca [277-279].    

Este libro y su contenido como parte de una estrategia de posicionar la caricatura como fuente de investigación histórica, es revelador en su estructura narrativa y posibilidades de interpretación como ejemplo para asumir caricaturistas del tiempo presente en retrospectiva de sus intervenciones con las diversas estructuras del Estado. Los acontecimientos, personajes, y debates de este país, suman incontables momentos en contexto de una prensa acomodada a los intereses del vaivén de sus gobernantes -en algunos casos-, y de aquellos nuevos medios y su amplio abanico de representación que juega en otros escenarios.

Ricardo Rendón y su caricatura, una fuente para la historia de la opinión pública que es vigente y directa para ubicar en el pasado a través de sus posiciones, el mundo y país que pasaba de esos ecos decimonónicos, a la “modernidad” traída a rieles de una tradición conservadora con visos de posturas un poco liberales, toda una contradicción.                                        

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