Revisando la amplia parrilla
televisiva llegue al canal argentino T&C Sports en su programa de media
noche “tiempo extra”, la sorpresa inmediata fue ver a un remedo de comediante
tratar de imitar al Pablo Escobar –actor Andrés Parra- de la serie televisiva colombiana -Escobar el patrón del mal- traspasada a
otras fronteras, con ademanes, y un teléfono satelital ochentero que sumaba a
los comentarios sexistas dirigidos a una dama compañera de set, y en forma
extremadamente ridícula.
Inicialmente me pareció
absurdo, pesado y por fuera de contexto, no imagine la misma acción con las
denotadas parodias de “Sábados Felices”, por la simple razón de ser un tema
delicado, y demasiado reciente en la historia del país, por lo tanto sensible para muchos ciudadanos in-visibles
de la vida social y política. Sin embargo, del lado argentino, el caso no es
tan trágico y complicado, se asume como serie televisiva internacional,
exitosa, y justa para levantar el rating de su canal televisivo en boga. Ahora,
llevando al caso contrario el objeto de análisis -si el programa fuera colombiano-,
y apareciera un cómico imitando uno de
los personajes de la dictadura, por ejemplo Jorge Videla, de contextura delgada,
vestido de militar, con mostacho grueso, parlando a lo ¡che!, y diciendo
“tírenlo al océano”, “llévenlos a la ESMA por comunistas, híncheles las
pelotas”, y por casualidad algún ciudadano argentino lo viera, ¿cuál sería su
posición?
Interesado por el tema visite
la página del periódico El Clarín,
encontrando algunas notas sobre la serie y su impacto mediático:
-Segundo, la infaltable
entrevista a su protagonista Andrés Parra: “Si no fuera por la huella sangrienta que dejó en la historia
colombiana, la figura de Escobar parece de tragedia griega. Si, hay algo de eso. Pablo es
como un personaje shakespiriano porque vivió intensamente
todos los estados y emociones humanas, y los expresó en toda su complejidad. Es
impresionante cómo se inventa a sí mismo”.
-Tercero, la aparición de
Carlos Salvador Bilardo –técnico de futbol vinculado en el pasado con el
Deportivo Cali y la Selección Colombia-, según él como mediador del cartel de
Cali y el cartel de Medellín: “Hay un solo caso, dos o tres, ni sé si hay tres,
que no pude arreglar. Este es uno: Pablo con Miguel, no lo pude arreglar. Pablo
Escobar, del cartel de Medellín, Miguel Rodríguez y Gilberto Rodríguez, del
cartel de Cali... No lo pude arreglar, pero estuve a punto", se lamentó el
Doctor en el programa "El equipo deportivo" de radio La Redonda.
"¿Viste como me saco las fotos yo con las manitos adelante? Ellos me
enseñaron”.
-Cuarto, el futbol en los
tiempos de Pablo Escobar: “De todos modos, el principal vínculo de Escobar con
el fútbol se dio a través de su intervención en los dos equipos de su ciudad:
el Deportivo Independiente de Medellín y el Atlético Nacional. Pero no fue el
único narcotraficante en esa búsqueda. El Mexicano asomó la cabeza en el
Millonarios, a principios de los ochenta”.
-Quinto, la entrevista a Alonso
Salazar, autor de la biografía de Escobar titulada “La parábola de Pablo. Auge
y caída del gran capo del narcotráfico”, por el éxito en ventas de su libro a
partir de la emisión de la serie televisiva: “Yo creo que es el poder de la
televisión, en otros países de América Latina, en Estados Unidos, con el
público hispano, también ha sido una serie de muchísimo éxito, al ser el libro la base de la serie también
ha crecido en ventas”, explica el periodista, que fue alcalde de
Medellín, la ciudad donde operó el cártel homónimo, comandado por Pablo Emilio
Escobar Gaviria, el “hombre más
importante del mundo después del Papa Juan Pablo”, como le gustaba de sí
mismo”.
-Sexto, un texto que explicaba
las implicaciones del éxito de la serie en Colombia con el concepto de
“narconovela” , agregando: “Colombia es un país en el que se produce una gran
cantidad de telenovelas y series cada año, y entre las primeras polémicas que
rondaron a "Escobar…" se contó una ya vieja discusión entre quienes
ven en ésta y en otra larga lista de producciones que abordan el problema del
narcotráfico ("El capo", "Las muñecas de la mafia",
"El cartel de los sapos", por citar algunas) una tendencia
apologética y quienes defienden la importancia de mantener presente la violenta
historia reciente de la nación sudamericana”.
-Séptimo, la comparación inesperada
con el capo de los capos cinematográficos, Don Vito Corleone, “el propio”, “El
Padrino”, juego de diferencias y
similitudes, afirma el texto, en cinco
ítems: Geografía humana, lo primero es la familia, el hombre detrás de la
máscara, de la ficción a la ficción, si lo digo yo. De la última parte anota el
documento de Vito: “No es nada personal, son sólo negocios”, “No quiero matar a
todos. Sólo a mis enemigos”, “Los desconocidos no deben saber lo que piensas”.
Gracias a los subtitulados, son algunas frases que desentrañamos de los
susurros y gruñidos del mentón de Brando. De don Pablo: “Al perro que tiene dinero, se
le dice, Señor Perro”. “Hay tres maneras de hacer las cosas: bien, mal y como
las hago yo”. Su latiguillo es la palabra “Verraco”, la usa hasta como
onomatopeya para eructar”.
Los artículos brevemente
reseñados -faltan otros- exponen el interés temático y mediático que ha
despertado las serie colombiana en el sur del continente, valoraciones
interesantes que suman al repertorio analítico del espectador que se acerca a
la pantalla chica para descubrir ese Escobar desalmado, violento, familiar, y
demasiado humano. La fama lo antecede,
algunos turistas deciden venir al país y preguntar de entrada por Escobar y el
narcotráfico, aventurándose a visitar Medellín para realizar la ruta turística
del personaje, constante y tonante realidad que marca a Colombia en el
exterior, y que obras televisivas vinculadas al género de la “sicaresca” o
“narconovela”, explotan comercialmente para beneficios de los canales privados
sin importar los medios y las mediaciones.
El tema tiene mucho de largo y ancho, atractivo
para los investigadores de medios televisivos, y sus impactos socioculturales
en el entorno del contexto colombiano con estudios de casos internacionales de
exhibición. Así que muñecas, traquetos, mexicanos, patrones, carteles, reinas, mágicos, y demás seres de ese
oficio administrativo y comercial exitoso de la cocaína, tendrán su futuro en
el análisis del por qué, cómo, y cuándo, se convirtió en fenómeno de la
TV.
Notas de prensa
-La imagen es
un montaje realizado por el autor del texto.
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