Hace noventa años, el 20
de octubre de 1922, se estrenó la película María en el Teatro Municipal de Buga
y en las instalaciones del Teatro Moderno de Cali, fin de semana donde la
incertidumbre y el suspenso albergaba a aquellos lectores que se habían
encontrado con la obra literaria de Isaacs, y sentían que tal vez en el cinematógrafo
sufriría “trasgresiones” insospechadas, aquellas que los comentarios periodísticos,
notas de correo, y crónicas propagandísticas, venían haciendo eco de esa
noticia artística importante para nuestra cinematografía.
De la obra dirigida y producida por Alfredo Del
Diestro y Máximo Calvo, sólo conservamos veinticinco segundos de las posibles
tres horas de duración, lo que nos lleva a la nostalgia de una inexistente o extraviada
copia que en medio de esa “fascinación mariana”, Hernando Salcedo Silva en el
documental En Busca de María, expresara
con languidez: “¡No hay que ser pesimista, hay que encomendarse a la santa del
cine, que como ustedes saben es Santa Verónica, para que aparezca, alguna vez
una copia, debe estar por ahí votada, como de pronto se encontraba en los años
cincuenta copias de películas completamente olvidadas, no hay que perder las
esperanzas de que únicamente de la María, pues no quede más, sino este
fragmentito que no dura ni siquiera, medio minuto!”.
Uno de los textos de la época publicado por Relator el 20 de noviembre de 1922, entregaba
la que se puede considerar la primera crítica de María exhibida en el lienzo, después de que mucha cinta ha corrido
por los proyectores de los teatros locales. Inicialmente, ante la pregunta del anónimo
autor: ¿Qué significa esta película tan
esperada y comentada con tanta anticipación y tanto interés y cuya proyección
ha despertado en el país tan viva curiosidad?, encontramos la siguiente
respuesta:
[…] Significa mucho:
desde un punto de vista nacional es la realización efectiva de un esfuerzo que
marca el primer paso del arte cinematográfico nacional que de contera abre las
puertas de una nueva propaganda y brinda un amplio campo a la intelectualidad,
al arte y a la industria del país. Esto es una real ventaja; desde el punto de
vista artístico, representa también un esfuerzo coronado con un éxito mayor del
que se esperaba y, una demostración de que hay entre nosotros aptitudes superiores para esta novísima
actividad, las que, refinadas en la escuela y depuradas en la crítica, pueden
llegar a notables culminaciones. Deslindando este concepto general y
concretándola a las diversas partes que intervienen en la confección de “La
María”, preciso es tomar en consideración la fotografía, el libreto, la
dirección escénica, y la interpretación.
Precisamente, con respecto a estos puntos y su
lectura minuciosa, surgen las siguientes reflexiones:
Fotografía, en su dictamen estuvo
deficiente, pero con un dato clave, los realizadores no tuvieron los elementos
necesarios para llevar a
cabo unas buenas imágenes,
siendo posible que el presupuesto no alcanzará para traer material suficiente
hacía esta tarea, agregando que debieron tener un tiempo presupuestado para
culminar la película, siendo el resultado final –en algunos casos- igual a los
filmes que llegaban a las salas de exhibición en Cali, por lo tanto las
diferencias no eran notorias.
Libreto, a razón del articulo fue
deficiente porque no hubo cuidado en sintetizar la obra de Isaacs en su primera
parte, cambiando luego en su realización al ceñirse fielmente en los momentos
cumbres del “drama mariano”; en este apéndice es importante resaltar que la
película para su exhibición debió tener un receso, ya que su primera función
tenía seis partes, que debieron ser las que presentaban el paisaje donde se
desarrollo la historia y donde las personas se sentían más efusivas y alegres,
más un segundo fragmento que daba el toque definitivo en que María cae en su lecho de muerte,
llegando los silencios lagrimosos; lo que supone que la presentación
cinematográfica entregaba un respiro a sus asistentes, que seguro saldrían a
comentar sus impresiones sobre el Valle del Cauca retratado en movimiento o
sintiéndose orgullosos ante la afirmación de ser amigo o familiar de uno de sus
protagonistas al fervor de una bebida o un helado.
Dirección escénica, estuvo ligado con el libreto,
resaltando nuestro observador avezado y crítico, cierto anacronismo y la
repetición de muchas escenas que sobrecargaban la historia innecesariamente,
como ejemplo tres actos que parecen fueron salidos de tono en cuanto actuación
y puesta en escena, el caso de la cacería del tigre, cuadros de Londres y el
ataque de María, este último merece
dos interrogante: ¿Acaso por la fuerza de la actriz que tomo como suya la
historia, e hizo que los asistentes entraran en conmoción ante tan trágica
situación que devendría en su muerte? o ¿Estuvo tan sobreactuada que alcanzo lo
ridículo?
Interpretación, teniendo en cuenta los
comentarios positivos del crítico, las hermanas López en sus actuaciones
estuvieron a la altura de las divas que nos llegaban del cine extranjero, a
pesar de ser novicias en el oficio; y ante el porte personal y físico de
Hernando Sinisterra, el desafortunado Efraín,
no pudo haber quedado en mejores manos; el resto de actuaciones parecen que
hicieron gala de la historia original en letras llevada a imágenes en
movimiento bajo los escenarios más propicios que representaron la hacienda El Paraíso, pero esas interpretaciones
no hubieran sido posibles sin la dirección de Alfredo Del Diestro, quien sostuvo la
difícil tarea de poner a personas del común a actuar, ¿fueron buenas o malas
interpretaciones?, no sabemos, tal vez el lenguaje silente soportaba los
errores y sobreactuaciones, aquel que no soporto el cine sonoro al desnudar con
su voz aquellas estrellas que bajo su perfil traían ya ganada una carrera
dentro del llamado sistema estrella y
eran endiosados por el público, pasando al fracaso y al retiro.
Correcciones, dentro las consideraciones
que el grupo de notables hombres entregó a los productores de María –dentro de los que estaba el autor
del escrito-, se resaltó que muchas se dejaron de corregir en su edición final,
recomendando que se hicieran para seguir proyectando la cinta, algo que
seguramente no se hizo porque ya estaba en camino su oferta para ser exhibida
en el resto de ciudades del país; finalmente dos hechos son resaltados en el criterio del crítico evaluador,
primero, el alto costo de la boletería;
segundo, que su concepto es ajeno a los sentimientos del público en general que
se ha acercado a la película por la armonía con el escenario filmado y la
familiaridad con sus intérpretes, es decir, se aparta para
buscar cierta objetividad que deslumbre comentarios alejados a la apología, a
pesar de sentir, en algunas de sus líneas, una emotividad particular y
orgullosa de llevar la pluma avante en el naciente cine nacional y
regional de Colombia.
Es importante resaltar la
posibilidad de tener estos comentarios salidos de un observador que estuvo
vinculado a las recomendaciones de corte y edición para la presentación final
del producto expresado en nuestro primer largometraje, ya que nos deja algunos
elementos característicos de la obra que hacen posible razonamientos e
hipótesis sobre lo que fue su estreno y divulgación en el país, o para conectar
y comparar con otra información como la que entrega la señora Berta Llorente en
el cortometraje documental En Busca de
María sobre su éxito por fuera de Colombia. María puso sobre nuestra incipiente cinematografía de principios de
siglo XX, la piedra inicial como producción que involucró un trabajo en equipo
que trascendió a otros espacios e influyó en un grupo de personas que directa e
indirectamente siguieron vinculados al séptimo arte; regresando en el tiempo,
podríamos imaginar las galas presentadas en cada ciudad donde fue estrenada,
debió convertirse en un acontecimiento que llevaba las diversas clases
sociales, aquellas que pagaba los sitios más costosos para tener el contacto
directo con el lienzo y alienarse con la historia, y aquellos que en los palcos
más lejanos alcanzaban a sentir la historia o los que iban, como en el caso del
teatro Olympia en Bogotá, a resguardarse detrás de la
pantalla para pagarle alguien algunos centavos por la rapidez de leer al revés
los títulos.
Fuentes
-Hernando Salcedo Silva (1981). Crónicas del Cine Colombiano 1897-1950.
Bogotá: Carlos Valencia Editores.
-Jorge Nieto,
Diego Rojas, (1992). Tiempos del Olimpia. Colombia:
Fundación patrimonio Fílmico Colombiano.
-Yamid
Galindo Cardona, Veinticinco
segundos de película: María -1922-, primer largometraje del cine colombiano, Artículo en proceso de publicación en
el libro colectivo del grupo de investigación Nación/Cultura/Memoria.
Ficha
técnica de la película María.
Dirección: Máximo
Calvo Olmedo y Alfredo del Diestro.
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Guión: Alfredo
Del Diestro.
Dirección de Fotografía - Cámara: Máximo Calvo Olmedo. Tramoya: Gilberto Forero "Mr Fly". Montaje: Máximo Calvo Olmedo. Dirección artística: Alfredo del Diestro. Vestuario: Emma Roldán. |
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Compañía productora: Valley
Film Company.
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Locaciones: Buga,
Hacienda El Paraíso, en el Valle del Cauca, Colombia.
Exhibición: 20 de octubre de 1922 (función privada) (Buga, Cali) / 11 de diciembre de 1924 Teatro Olympia (Bogotá). |
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Intérpretes: Stella
López Pomareda, Hernando Sinisterra, Margarita López Pomareda, Juan Del
Diestro, Emma Roldán, Ernesto Ruiz, Jorge González, Alfredo Del Diestro,
Ernesto Salcedo, Eduardo Salcedo, Francisco Rodríguez, Eduardo Salcedo Ospina
(Edy Salospi).
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Nota: éste es
el primer largometraje de ficción colombiano, del cual sólo se conservan 25
segundos en la Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano. Estas pocas imágenes
se rescatan en el cortometraje En busca de María, realizado en 1986 y
dirigido por Jorge Nieto y Luis Ospina. Igualmente allí se recrean e
investigan los pormenores de esta producción.
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1 comentario:
Melodi!!!
Buenas tardes desde una fria Bogotá.
Deseo que estés muy bien, mu agradecido por tus comentarios, revisare el link de los blogs que etiquetaste, salud, cuídate mucho
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