31.5.10

Apostillas post-electorales

Por: Yamid Galindo Cardona.

Hace rato tenía definido quien iba ser mi candidato a la presidencia de la República de Colombia, y también, hace rato, sabía que no ganaría, tal cual como sucedió; así que el “dolor” post-electoral después de conocer rápidamente los resultados, fue leve, pausado y reflexivo. El candidato del establecimiento tenía a su favor la bendición de un hombre añejo de ocho años que con su popularidad no dejaba de dar visos de aceptación, actuó y actuará mientras se presenta la segunda vuelta, como jefe de campaña sin serlo en la práctica, ya que diariamente tiene los micrófonos abiertos de diversas emisoras donde puede desplegar su pensamiento sobre la actualidad política y lo que según él, le conviene al país, con un claro sesgo partidista de continuidad en la persona que obtuvo su bendición, después de perder ante las instancias judiciales su tercer intento de quedarse en el poder. Y a fe que le salió la táctica, gano su ficha, y él posa como un demócrata que no violo su fuero de primer mandatario, y la procuraduría muda, tal cual como se le fue encomendada la tarea, aquella que si hizo con ese sospechoso remedo de político que gobernaba al Valle del Cauca y que se cayó por un pre-candidato godo. Igualmente, el aparataje de la era Uribe estuvo al servicio del candidato “iluminado”, para el menos analista de los colombianos, que son la gran mayoría, fue claro que los programas gubernamentales como familias en acción estuvieron a la orden del candidato bajo el miedo de ser un subsidio que podría quitarse en caso tal que el candidato ganador fuera otro; o igualmente, algo que correspondería a otro análisis, los mensajes subliminales aparecidos con una gran carga publicitaria del miedo, venida del Ministerio de Defensa en los últimos meses, y presentada en medios televisivos y radiales.

Ganó Santos, y esa es la realidad con la que muchos colombianos no están de acuerdo, sobretodos aquellos que le apostaron al “cambio” con Mockus, los que se insertaron en esa moda política llamada ola verde, donde los girasoles unos días atrás parecían florecer y florecer con las encuestas que le daban un gran porcentaje, y que algunos se atrevieron a denominar como voto de opinión, pero que al día crucial quedo en ascuas ante la contundente victoria del arfil estatal. El tercer candidato, feliz ante su posición, acentuó sobre su eficacia en los programas que propuso, denunciando las encuestas que lo daban como uno de los grandes perdedores, y tal vez abriendo el camino para buscar una coalición con el ganador, recordando que Vargas hizo parte y apoyo con mucha energía el gobierno que nos deja en sus primeros cuatro años, así que su vena uribista volverá a tener sangre burocrática por medio de la inyección santista. La cuarta posición en esta competencia electoral, le correspondió al polo opuesto de la derecha, con un Petro brillante y atemorizante para algunos, con un partido político que parece en sus entrañas esta dividido, y mal representado en la capital del país con su gobernante, algo palpable al medir el número de electores obtenidos en Bogotá; me atrevería a afirmar que la victoria es más personal por la figura que presenta Gustavo Petro, que por lo que representa la izquierda política en Colombia.

Al partido conservador y liberal en representación de la camaleónica Nohemí y el parco Pardo, les fue mal, y se escucha entonces que los partidos tradicionales están en franca decadencia, y van a su inminente desaparición, una gran mentira que seguro con el tiempo se podrá corroborar, ya que ellos, y sus “animales políticos”, pertenecen todavía a la fauna gubernamental, y seguro con acuerdos y negociaciones llegarán a las toldas ganadoras. El resto de candidatos poco fueron expuestos publicitariamente, y ajenos al aparataje político, pasaron desapercibidos y sus votos poco cuentan en el mapa político que desde el 7 de agosto de este año se abrirá paso.

Es importante advertir que estas elecciones estuvieron marcadas por la determinación de muchas personas en asumir posiciones políticas sin tapujos, un ejemplo palpable fueron las diversas redes en la internet, allí observé invitaciones y debates que pasaron a otros ámbitos, esperando que los implicados no queden enemistados por asuntos políticos y doctrinarios en cuanto a sus posiciones y las formas de entender nuestro acontecer nacional desde esta esfera. Las redes fueron sustento para el auge del partido verde y su candidato Mockus, algo que su adversario descubrió a tiempo para entonar su campaña y llevarla al triunfo, claro está, con la sospecha siempre latente de la picardía, descubierta la semana pasada con el apoyo de algunos estudiantes de la Universidad Cooperativa de Colombia bajo la tutela de su rector.

Finalmente, tendremos segunda vuelta, allí veremos el alcance del partido verde y su candidato para cautivar al electorado indeciso y libre de elegir que ya sin su candidato en juego, buscará la mejor opción, recordando que el blanco también lo es; Santos por su parte no bajará la guardia, y con el apoyo del gobierno, su maquinaria, y ese excelente jefe de campaña y debate, seguro vendrá con más ímpetu a su deseo infantil, juvenil y adulto que se instaura en la Casa de Nariño, por lo tanto las columnas de opinión opositoras así como los caricaturistas, tendrán cuatro años más para enfilar sus opiniones y entregarnos posiciones que ayudarán al análisis y comprensión de este país que eligió lo que cree, se merece.

PD: Que la sorpresa se dé el 20 de junio es un anhelo de muchos, así que un maremoto con grandes olas verdes, es la posibilidad de una votación que equiparé y pasé al elegido.





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