16.9.09

Las columnas de opinión, y la polarización de sus lectores en los periódicos virtuales


Por: Yamid Galindo Cardona.

Los periódicos inicialmente se convirtieron en un medio para civilizar la población que podía acceder a su lectura, que era poca e involucrada en las esferas de poder. Desde la escritura publicada se lanzaban directrices políticas, se asumían posturas y críticas al diario vivir en torno a la moral, la religión, higiene y las buenas maneras que el ser humano debía tener. Con la prensa escrita se atacaron gobiernos o se defendieron, inclusive, los mismos gobernantes, eran de afiliación o dueños de uno de esto órganos de expresión, lo cual significaba tener a favor un medio para vanagloriar sus actividades; o sus oponentes, dueños igualmente de un periódico, dedicarse a los improperios. Con el tiempo, y avanzando la tecnología para la impresión de papel con el “reguero de tinta” convertido en documento, la edición y organización varió, involucrando otras noticias, publicando cuentos y novelas clásicas por partes, además de consolidarse la columna de opinión, la cual ha sido y será, una fuente de información que nos pondrá en acuerdo o no con su contenido.

Con el pasar de los años, los periódicos ampliaron esta sección con invitados de diversas corrientes sociales y culturales, una forma de seguir educando bajo otros parámetros en el acontecer nacional y su día a día, involucrando análisis políticos, literarios, cinematográficos, psicológicos, religiosos etc. Puntos de opinión que a veces encontraban replicas dentro o fuera del medio de comunicación; inclusive con un espacio para los lectores y sus cartas, comentando algún aspecto de su publicación, casi siempre una columna de opinión. Con la aparición de la plataforma o red que denominamos internet, los medios de comunicación fueron los más beneficiados, y la posibilidad del instante noticioso se dio. El periódico virtual hizo que desde cualquier lugar del mundo los emigrantes regados en el orbe, pudieran acceder al acontecer nacional de su país, e inclusive con la posibilidad de leer extras que son puestos en la red inmediatamente se suceden. Las épocas cambian, y los medios también, lejos estamos de los envíos por ultramar de las últimas noticias de la Nueva Granada en su periódico oficial, para que la monarquía española supiera de su colonia, e igual de los envíos vía aérea con un día de retraso; ahora el presente inmediato esta al alcancé de un ordenador, y la información es universal, logrando acceder a varios rotativos con noticias nacionales, regionales y locales, que más se puede pedir.

Los lectores virtuales tienen la ventaja que los lectores normales no poseen cuando lo leen en físico o papel; se trata de opinar sus emociones en torno a lo leído en una columna de opinión, haciéndolo con la inscripción de sus datos personales o con seudónimos. Los mensajes que allí encontramos están dirigidos al apoyo o no, de quien escribió, con razonamientos inteligentes, grotescos, absurdos, y ofensivos, quizás este último el más común de todos. Si se hace el ejercicio, encontramos la seguidilla de respuestas que le hace un lector a otro, asunto que va tomando tonalidades violentas en algunos casos, y salidas de cualquier proporción que una discusión sensata podría tener; lo anterior, es el reflejo de la actual situación política que vivimos –asumiendo que precisamente lo que narro se da en los escritos de opinión social y política- con una polarización extrema donde parece los opuestos son irreconciliables, tanto así, que si estuvieran al frente cara a cara, pasarían a las manos o armas. ¿Por qué sucede esa disputa? La respuesta vendría de la decadencia de nuestras instituciones en todas sus instancias, de los encargados de dirigirlas, con más desaciertos que aciertos, y de la intolerancia que nos acoge en diversos espacios. Hay que advertir que los escritores están bajo la regla de la responsabilidad individual y no grupal de quienes dirigen un periódico, es decir que lo que escriben no necesariamente corresponde a lo que piensa el comité editorial; por eso la necesidad de que los diarios posean una gama de columnistas de diversas “tonalidades” para equilibrar el estado de opinión; también hay que anunciar que algunos con su pluma “destilan veneno” y la objetividad la dejan por el piso, algo que el más analítico de los lectores debe identificar para no caer en el juego desinformativo, y así crear su juicio sobre lo leído, escuchado, y en algunos casos visto.

Es innegable que leer virtualmente los periódicos es una ventaja que tenemos aquellos que no accedemos a una suscripción, o nos falta el dinero para comprarlo; así como la posibilidad de estar cerca de lo que sucede en el país cotidianamente, cuando somos visitantes del mundo. Recordando que actualmente tenemos abierta esa opción de escribir lo que sentimos cuando leemos un documento que nos concierne, informando que siempre está bajo la línea de un interés particular. En conclusión, Colombia es un país de noticias constantes, enfocadas en gran porcentaje al acontecer político y al conflicto interno, en un segundo orden a las noticias deportivas, y en menor medida a nuestras expresiones culturales; en esa misma directriz encontramos a los columnistas con sus temas, por eso la facilidad de identificarlos cuando se es un lector responsable; además por lo explicado en las anteriores líneas, la importancia de la prensa cobra un valor invaluable como fuente de investigación en las Ciencias Sociales, algo que sociólogos e historiadores saben aprovechar y explotar al máximo para complementar una pesquisa, análogamente es un gran árbol de frutos que lleva muchos años alimentando las posibilidades de dilucidar nuestro pasado, claro está, con la responsabilidad de cotejar, analizar, y criticar esa noticia que nos entrega, punto alto que debe aplicar cualquiera que se acerque a su contenido.

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