Uno
de los gobiernos conservadores de principios del siglo XX, nos consagró al Sagrado
Corazón de Jesús de la mano de la iglesia católica en las postrimerías de una cruenta
guerra civil de tres años (1899-1902), denominada mil días. El cine por esa época llevaba escasos años de desarrollo
cultural y social en Colombia, y algunos se atreven afirmar que este belicoso
hecho extenuante cerró la brecha para la creación y avance del cinematógrafo en
nuestras principales ciudades. Pero una nación con cien años de largometrajes, debe
tener obras relevantes para su reconocimiento público en un arte tan joven, y
lleno de historias sensacionalistas, melifluas, folclóricas, literarias, y
apasionantes.
Hugo
Chaparro Valderrama, reconocido escritor y crítico del cine colombiano, se aventuró
a recopilar más de cien cintas en su Álbum del Sagrado Corazón del Cine
Colombiano, Cien Años del
Largometraje en Colombia. Desde El
drama del 15 de octubre -1915- de los hermanos Di Domenico; hasta El valle sin sombras -2015- de Rubén
Mendoza.
Dejemos
que el autor nos indique porque la razón de esta publicación:
Un álbum familiar registra la memoria y los momentos que
definieron el rumbo de sus personajes. El cine, entendido como el álbum familiar
de un país, acaso esté amparado en Colombia por el Sagrado Corazón de Jesús y
por todos aquellos que se aventuraron haciendo del riesgo un estímulo o un
padecimiento creativo. […] Un álbum que
trae noticias de nuestra historia hecha cine, asuntos que con buena o mala
fortuna han traducido el patrimonio del tiempo en episodios diversos. Como
sucede en un álbum, realizamos un ejercicio selectivo de nuestra memoria
cinematográfica comprendiendo su legado desde la perspectiva del presente y, quizás,
del futuro. Un álbum para recordar el material del que están hechos los sueños
que cruzan y se desvanecen en una pantalla, prologándose en la materia no menos
voluble de la historia (pág. 7).
Este
libro, que recurre a la memoria clasificada del cine colombiano, funciona como
catálogo para conocedores y, aquellos que consideran que el cine colombiano es
invisible ante el escenario de la exhibición a no ser que gane un premio de talla
internacional o sea nominado a “las grandes ligas norteamericanas”. Es una
copiosa guía de entretenimiento para hacer descubrimientos, y plantearse
posibilidades en torno a temas, encuentros, y desencuentros en el cruce
contante con la situación política del país, y la posibilidad de reconocimientos
especiales que distingue rasgos del tipo de regiones que tenemos, y las
historias que nos cuentan.
Como
lo anuncia la portada, este libro es “divertimento” para los ojos, puede leerse
sin orden, y a él se puede ir cuando se quiera tener un dato o una referencia de
cinéfilo avezado. Lo componen seis partes: Razón del álbum; El milagro del cine
en Colombia; Álbum del sagrado Corazón del cine colombiano; Al amparo del Divino
Niño; los agradecimientos y el índice de películas; 278 páginas bien editadas
que guían al lector por el camino de cien años de largometrajes, ponderación
importante de uso continuo para demostrar cómo nos hemos filmado, y cuales han
sido nuestras historias.
De
un hecho político y religioso del pasado siglo, al cuadro a cuadro del Sagrado
Corazón del cine colombiano un siglo después. ¡Amén!
Fuente
Hugo Chaparro Valderrama, Álbum del Sagrado Corazón del Cine Colombiano, Semana Libros, Proimágenes
Colombia, Fundación Patrimonio Fílmico Colombiano, 2016.