25.8.10

Cine infantil, y el folleto “Museo La Tertulia 54 años de historia”

Cine infantil
En los programas de los Teatros de Cine se volvió costumbre dentro de la exhibición cinematográfica destinar el domingo al llamado Matiné Infantil, un espacio que algunos padres de familia destinaron para llevar a sus hijos al cine -en el horario de la mañana- y comenzar a involucrarlos con el séptimo arte, que en la mayoría de los casos correspondió a dibujos animados o películas, que las juntas de censura nacional o local clasificaban como de género infantil; en ese orden de ideas, la productora norteamericana Walt Disney fue la preferida de los exhibidores para involucrar en el circuito estas cintas. Actualmente la clasificación cinematográfica ha cambiado, un sinnúmero de cintas pasan la censura y se enmarcan en la clasificación adecuada para niños, exhibidas toda la semana y en horarios diversos.

En la Cinemateca La Tertulia, este lugar para el cine infantil se destinó a partir de la observación de algunos asistentes al Cine club que advertían sobre la necesidad de crear este espacio, así que la idea fue asumida y propuesta –por quien escribe, la secretaria general, y el director de la Cinemateca- a la dirección del museo, la cual aceptó que se destinara el día viernes en la tarde para programar las películas dirigidas a éste público en formación. Para un niño el asombro de entrar a una sala de cine por primera vez es algo muy especial: la oscuridad, la pantalla gigante y el sonido, hacen que la experiencia se convierta en una oportunidad única que desea repetir, lo que posibilita ir ganando un asistente dentro de la programación mensual –que a propósito es gratis- en la sala del “charco del burro”.

También hay que tener en cuenta que la formación cinematográfica de un niño ha cambiado en sus formas y medios, la posibilidad de tener canales televisivos dedicados a una programación para su gusto, donde aparecen algunos filmes clásicos o de actualidad, hace que se desplace la sala de cine por la cómoda sala del apartamento adecuada con lo último en tecnología para ver y sentir el cine. Precisamente es allí donde el padre de familia entra como guía del niño o joven a su vez indicarle que tipo de cine ver e introducirlo en ese arte, o como lo advierte David Gilmour en su libro CineClub:

…Fue un trato muy poco convencional: Jesse podía dejar de ir al instituto, dormir todo el día, no trabajar y no pagar alquiler, pero a cambio tenía que mantenerse alejado de las drogas y ver tres películas a la semana con su padre, el crítico de cine canadiense David Gilmour. Jesse aceptó de inmediato y, al día siguiente padre e hijo comenzaron con la primera película de la lista: Los cuatrocientos golpes, de François Truffaut. A lo largo de tres años, padre e hijo vieron todo tipo de películas, desde las consideradas joyas del cine hasta los grandes bodrios de todos los tiempos. Con el trasfondo de El padrino, Instinto básico, Showgirls, Ciudadano Kane o La ley del silencio, David y Jesse hablan de los principales directores de cine, de las escenas célebres y de los actores que las protagonizaron, y poco a poco sobre todo tipo de temas: chicas, música, mal de amores, trabajo, drogas, talento, dinero, amor, amistad. Cineclub es un repaso personal a la historia del cine, un desafío a nuestras nociones de la educación y, sobre todo, la historia real y conmovedora acerca de cómo un padre y un hijo sortearon una época muy especial en su relación; el periodo en que los hijos se encierran en sí mismos y los padres pierden la oportunidad de llegar a ellos. Esta es la historia de una decisión que lo cambió todo.
Los niños y jóvenes serán siempre el insumo para soportar las salas de cine en el presente y futuro, sobretodo aquellas que exclusivamente se dedican a la exhibición comercial, ya que estas películas clasificadas para niños y jóvenes son las que cotidianamente tienen una asistencia promedio, que soporta los gastos, incluyendo los acompañantes y los consabidos combos que en últimas enganchan al cliente bisoño,  en diferentes casos son más costosos estos que la misma boleta. Entre el espacio de la sala de la casa, y de la sala oscura de cine, se encuentra la formación cinematográfica de un niño, con el extremo de Gilmour, o la encantadora brevedad de llevar de la mano aquel “aprendiz” de la magia de ese tragaluz del infinito.

Folleto Museo La Tertulia 54 años de historia
El folleto Museo La Tertulia 54 años de historia, es el complemento a la exposición temporal inaugurad en junio del año en curso, con la curaduría del artista plástico Elías Heim. De este texto se presentarán algunas opiniones después de su lectura minuciosa:

-En la primera parte titulada Etapa fundacional (1956 a 1968), se presenta el contexto sociopolítico en el cual aparece La Tertulia de amigos que luego trajo como consecuencia la creación del museo. Se cita en su primera página para explicar el periodo -a propósito no existe paginación en el folleto, algo sencillo, clave y necesario- “Nueva Historia de Colombia. Vol II. Pág 66. Editorial Planeta. 1989”, sin el autor del artículo, es decir, quedó mal citado, ya que esta es una obra realizada por varios historiadores profesionales vinculados a nuestras universidades.

-En el aparte Alfonso Bonilla Aragón y “La Tertulia”, dedicado a las acciones de “Bonar” con respecto a su actividad como líder y gestor cultural de Cali, cuando se hace alusión a las actividades “clandestinas” de los contertulios con personajes de la vida nacional, y a que estos pasaban inadvertidos ante los mecanismos de control oficial, dejando entre paréntesis (como el DAS y el SIC o policía secreta del estado), hay un error, aparece como si el DAS y el SIC fueran dos instituciones diferentes, y no lo son, el Servicio de Inteligencia Colombiana fue creado por Gustavo Rojas Pinilla el 31 de octubre de 1953, y el gobierno de Alberto Lleras Camargo reforma este servicio por el Departamento Administrativo de Seguridad –DAS- el 18 de julio 1960; así que la institución DAS queda descontextualizada en la idea expresada por el autor del folleto.

-Con respecto a la Construcción de la Sala Subterránea y la Cinemateca (1971-1975), debo de enfatizar sobre algunos aspectos: 1-Que esa colección de películas en 35 mm., y las de formato en 16 mm., tuvieron un destino fatal hasta el punto de ser sacadas –en un alto porcentaje- a la basura para ser quemadas, en un acto desafortunado pero necesario; y las que quedaron están en la misma vía. 2-Cuando se expone la intención de Andrés Caicedo por participar en el proyecto de la Cinemateca, debo afirmar que el autor de este blog  fue quien sacó del anonimato dicha carta: primero, en un curso de crónica literaria donde realicé una pequeña investigación sobre la Cinemateca; segundo, en una ponencia presentada en el primer Foro de Estudiantes de Historia en el año 2001; tercero, en la revista virtual de estudiantes de historia Anacrónica en el año 2006, y finalmente como parte de mi tesis de grado en la Universidad del Valle que indagó sobre la actividad del Cine Club de Cali y que entregué en el año 2006.

-Al afirmar “las colecciones de la cinemateca que si han contado con mayor suerte son su videoteca con más de 400 títulos y la hemeroteca. que en la actualidad tiene en su haber revistas de cine procedentes de diferentes nacionalidades, plegables y enciclopedias especializadas en cine además de libros y catálogos, todo lo cual constituye un invaluable patrimonio para la consulta y el aprendizaje de todos los interesados y asiduos cultores del séptimo arte”. Aquí el maestro Elías se ubicó en al década de los ochentas del siglo XX y no en el 2010, ya que esa “suerte” se convirtió en infortunio, ya que esa videoteca con más de 400 títulos es en betamax, y sirvió inicialmente como servicio de alquiler para los abonados al museo, y luego como colección interna, advirtiendo que el deterioro de estas cintas se fue dando con los años por falta de uso, y por la aparición de otras formas de ver cine como VHS –formato que alcanzó entrar brevemente en la colección del museo- y posteriormente el DVD. Con respecto a la hemeroteca y sus colecciones, quedaron estancadas en el tiempo, ya que la compra de libros se paró, así como la suscripción a revistas -Cahiers du Cinéma o Kinetoscopio-; a propósito de la consulta, es algo difícil por las condiciones del espacio donde se alberga dicha colección, en resumen, se me antoja una información engañosa, ya que cualquier desprevenido que no conozca el espacio del Museo la Tertulia, y lea este folleto, seguro se entusiasmará por visitar estas colecciones, y seguro saldrá decepcionado ante lo observado, incluyendo la sala, la proyección, el sonido, y si va al baño….

-Importante que se dispusiera un espacio dedicado a lo que se llama “Eje estructural del Museo La Tertulia: Maritza Uribe de Urdinola, Gloria Delgado y Miguel González”, tal vez un homenaje breve y frio.

-Igualmente se debe resaltar el apoyo fotográfico de este folleto que contiene la antigua fachada de la casa de San Antonio en 1959, el primer logo símbolo del museo, una imagen del antiguo Charco del Burro del año 1957, el logo del museo realizado por Dicken Castro, el edificio fundacional del museo en 1968, entre otras imágenes.
-Pareciera que este trabajo “bajó de una esfera ubicada en un punto del espacio que iluminó a quien lo escribió”, porque no aparecen las fuentes de donde salió la información: prensa escrita, catálogos, fuentes orales, libros, revistas virtuales, etc., información básica para algunos lectores que seguro querrán indagar más sobre la historia de nuestro Museo de Arte Moderno La Tertulia.

En conclusión, este folleto fue una gran idea que no tuvo un adecuado desarrollo con respecto a algunas informaciones, y errores que pudieron haberse corregido si se hubiera investigado más, además de ciertos usos generales que algunas publicaciones como estas necesitan para ser más concretas e importantes, ya que parece un trabajo individual que poco o nada se le consultó a otras personas.

Imágenes
-Portada del libro Cineclub.
-Charco del Burro 1957 -Archivo fotográfico Carlos Lora- Folleto Museo la Tertulia 54 Años de historia.

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